esde que se descubrió la forma en la que disminuía la capa de ozono, hace ya casi 30 años, el tema pasó a ser parte de la agenda urgente de los gobiernos de todo el mundo. No es para menos: el debilitamiento de la película protectora de la atmósfera, que actúa como escudo para proteger nuestro planeta de la radiación ultravioleta perjudicial proveniente del sol, amenaza directamente la vida en la Tierra.
Entre los mayores responsables están los elementos químicos que utilizamos a menudo, entre ellos los clorofluorocarbonos, que pueden mantenerse activos en la atmósfera durante más de un siglo y que se utilizan en heladeras, congeladores, sistemas de aire acondicionado, aerosoles y espumas sintéticas.
Pese a los riesgos, su utilización en nuestro país experimentó un aumento continuo. El desafío de desacelerar esta curva de crecimiento no sólo es vital para el cuidado de la salud, sino para cumplir los compromisos internacionales asumidos con el Protocolo de Montreal (que contempla una reducción de su consumo de 97.5% en 2030 y eliminación total para 2040).
La Secretaría de Ambiente se hizo eco de la normativa mundial y prohibió la fabricación de equipos que requieran para su funcionamiento el gas R 22, una de las sustancias incluidas en el Protocolo de Montreal entre las que agotan la capa de ozono y que está presente en la mayor parte de los aires acondicionados.
Con nuevos estándares para cuidar el medio ambiente cada día más estrictos, las empresas comenzaron la carrera para desarrollar y comercializar productos ecológicos y menos nocivos para la atmósfera, que no destruyan la capa de ozono ni contribuyan al calentamiento global.
Como resultado, el R22 comenzó a ser suplantado por el 410A, aunque parece no ser suficiente. «El R22 está prohibido en todo el mundo, al no haber un reemplazante se decidió su reemplazo por el 410A, pero es un gas que sigue teniendo flúor y sólo llega a generar un ahorro de energía del 10%», describe en diálogo con ámbito.com el Ing. Alberto Bidart, responsable técnico de producto de la firma EcoAhorroEnergía, que comercializa en el país los gases refrigerantes ecológicos Eco22 y Eco134.
Doble beneficio: saludables y eficientes
«El 410 se puede reemplazar fácilmente por el Eco22, ya que no necesita adaptación», explica. A diferencia de sus antecesores, el producto ecológico «es una mezcla de gases naturales que se adapta a cualquier equipo, sin realizar cambios, y la carga la puede llevar a cabo un técnico con una mínima instrucción de la empresa. Es un gas líquido, no tiene cloro ni flúor», detalla.
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Para el especialista, el reemplazo de los gases que se utilizan para la carga de aires acondicionados es vital porque «son los que causan mayor daño a la capa de ozono». Los análisis para verificar la eficiencia e inocuidad de los gases, informa, fueron realizados por la Universidad Tecnológica Nacional , en sus laboratorios de la ciudad de Córdoba, que constató que no contienen Flúor ni Cloro.
El cuidado del medio ambiente también obligó a repensar las cantidades de energía que se consumen. El doble beneficio de los gases ecológicos está centrado en su conformación saludable para el medio ambiente y su ahorro de electricidad. «Permiten entre un 17% y un 35% de ahorro, dependiendo del diseño del equipo», aseveró Bidart.
El gasto energético, sobre todo en el sector industrial, es una de las principales preocupaciones en el país y el mundo, lo que llevó a la Secretaría de Energía a implementar su «Proyecto de Eficiencia Energética». Su objetivo: incrementar el uso de la energía en forma eficaz para posibilitar un servicio «sustentable».
Luego de los estudios y consultorías de la Secretaría, respaldadas entre otras entidades por la Unión Industrial Argentina, se concretará un informe final con el detalle de las medidas para mejorar el desempeño energético. Entonces, la utilización de los gases ecológicos podría ser uno de los elementos imprescindibles a tener en cuenta ya que, a largo plazo, contribuirán a reducir los costos de la energía, los picos de consumo y mejorar la sustentabilidad del sector.
En la región, México (donde se fabrican los productos) y Panamá lideran la tabla de países con mayor adopción de los gases ecológicos. Su uso también se está multiplicando en Europa.
La firma EcoAhorroEnergía se orienta «a los grandes consumidores, como industrias y empresas, tambos, frigoríficos, hospitales, también a gobiernos provinciales y a la Nación», explicó Bidart. Y anticipó: «En Argentina recién estamos empezando, pero ya presentamos un ensayo y los estudios nos dieron un gran resultado. Incluso iniciamos tratativas para fabricar el producto en el país».